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Albert Espinosa, Antena 3, polseres vermelles, pulseras rojas, serie, televisión, TV3
Si no me equivoco, Antena 3, la televisión de Planeta, va a programar durante este verano y en prime time, la serie ‘Polseres vermelles’, exitoso producto de la TV3 (la envidiable televisión autonómica de Catalunya) creada por Albert Espinosa y dirigida por Pau Freixas. La emitirán doblada al español sospecho (odio los doblajes, y sobre todo del catalán al español, queda tan tan ortopédico…) pero pese a ello, la recomiendo mucho mucho.
Y parto de la base de que soy alérgico a los hospitales y a las batas blanca en general, en la vida real. Por lo que huyo igualmente de las ficciones ambientadas entre médicos promíscuos y enfermos quejosos. Así, con ‘Polseres vermelles’ me debería comer mis palabras con patatas, ya que desde el primer capítulo hasta el último no salimos de residencia. Sin embargo, lo entiendo como un mero escenario, veo a los doctores muy secundarios y a las enfermedades como circunstancias de la trama, no su eje central. Por lo que si prescindimos de todo ello, nos quedamos con la relación de amistad (o lo que sea) que entablan varios chavales muy diferentes casi por necesidad en un entorno indeseable. No es una serie de hospitales, aunque esté ambientada entre sus paredes, ni una serie insulsa de adolescentes preocupados por el acne, aunque la historia gire entorno a un grupo de chicos. Sí, es una drama, pero no lo es (de hecho el lema de la serie es «intensament vius«, «intensamente vivos», y eso que algunos de estos niños conviven con la incertidumbre del cáncer).
Un drama vitalista donde ríes y lloras (y obviando ciertas secuencias extremadamente azucaradas y hechos inverosímiles), dominado por diálogos enormes (sobre todo en contenido, ahí están las charlas con el señor Benito), una realización muy interesante (nada de aburridos planos, contraplanos, planos generales), una banda sonora encajada a la perfección (qué gran descubrimiento la música catalana), y una interpretación más que decente y creíble de niños-adolescentes que hacen de niños-adolescentes (Marc Balaguer, Mikel Iglesias y, sobre todo, Álex Monner, se salen). Qué más puedo anotar, que no suene muy baboso…
… que en el capítulo en el que no te crees que va a pasar lo que pasa, entiendes que no es una serie cualquiera, y te indignas casi como los personajes de dentro de la tele. Y eso habla mucho de la empatía que generan. Por ello mismo, en una de las escenas finales, con el Lleó (el líder) recorriéndose medio hospital en silla de ruedas entre la rabia y la impotencia, intercalado con breves flashback de todo lo vivido y sonando el «boig, el món és boig, però és nostre i és el millor d’entre els possibles» de Lax’n’Busto de fondo (que quiere decir algo así como «loco, el mundo está loco, pero es nuestro y es el mejor de entre los posibles»), se te encharcan los ojos por mucho que lo disimules…
Por otro lado, creo que un libro, un artículo, una peli, una comparsa… es cuasi perfecto cuando es, llamémosle, ‘circular’, cuando en el deselance volvemos al principio. Esta serie arranca en el primer episodio con un plano en el que la cámara nos ingresa en ese hospital y de ahí ya no saldrá hasta el minuto cuarenta y pico del último capítulo, cuando, como parte de los protagonistas, se nos da el alta. Un alta agridulce.
Albert Espinosa, el ideólogo de esta serie televisiva (este verano empieza a rodarse una segunda temporada ajena a tanto hospital, según he leído, y la primera se está emitiendo en diversos países, y presumen de que el mismo Steven Spielberg ha comprado los derechos para hacer un remake en yankilandia, o sea una caca…) es todo un personaje al que llegué por casualidad (o causalidad, no sé muy bien). Vi la película-videoclip ‘Tu vida en 65», con un remate incuestionable al ritmo de una lavadora («¿alguna vez os habeis sentido tan felices?, tan tan felices… que ya no vale la pena vivir más»). Soy de curiosear los créditos finales, anoté el nombre del guionista, busqué y busqué y desde entonces no puedo parar de impregnarme de todo lo que hace este cojo de aspecto desaliñado, obsesionado con el color amarillo y con una visión del mundo tan ilusa como apetecible. De hecho, su libro superventas ‘El món groc’, ‘El mundo amarillo’, es el pilar sobre el que se sustenta estas ‘Polseres vermelles’.
Así que si te atreves con la serie (si pasas de Antena 3 y su tortura de anuncios, puedes paladear los trece capítulos a tu ritmo en la web de TV3 en V.O.), acabarás devorando el libro, o viceversa. Ah, y no me llevo comisión de naide… pero cuando algo es aprovechable, y con fundamento, me gusta compartirlo…. ¡Polseres amunt!